EXTRAÑO FEBRERO:
Le gustaba navegar por la calle del Carmen. Febrero se había convertido en un mes muy caluroso, debido al cambio climático producido a finales del siglo XXI. Entre el deshielo de las nieves acumuladas en diciembre y enero, y la subida del nivel del mar, el antiguo centro de la ciudad se veía inundado (como en un pasado lo estuvo Venecia, antes de desaparecer del todo en el 2056); de este modo, era posible pasear en ligeras embarcaciones unipersonales (que generaban su propia energía a través del agua que circulaba en su interior), a través de los canales que propiciaba la trama tradicional de la ciudad.
Le gustaban esas calles porque eran como una imagen sacada de las antiguas cámaras réflex (la realidad virtual había dejado la fotografía tradicional en un segundo plano). El hiperconservacionismo de las autoridades gobernantes en la Gran Ciudad, no permitía la sustitución de la imagen de la Cartagena antigua por las nuevas superestructuras que dominaban por doquier el panorama. Así, se había conservado dicha imagen gracias a los hologramas que se proyectan sobre vinilos, bajo las grandes patas de acero de las ciudades verticales. De esta manera, se podían ver todavía los frentes de la que fue esa parte de la ciudad a finales del siglo XX y principios del XXI. Se preservaba, por tanto, una sensación de ciudad casi “necesaria” para los eternos nostálgicos habitantes de Cartagena...
Muy pronto saldrá a la luz para ocupar un lugar físico en vuestros escritorios... El nuevo calendario ha motivado nuevos proyectos más ambiciosos que han despertado el interés de diversas instituciones.
