Los lugares vacíos, por ejemplo, reivindican su condición de espera, la hipótesis de que algo mejor ocurra, por lo menos allí. Un lugar vacío puede aspirar a todo. Tal como es, ya es mucho, porque en los solares que nadie quiere pararse a mirar lo que más hay es historia, pasado, la vida que se ha vivido y a la que podemos asomarnos, por ejemplo, imaginando las voces que allí se podían oír. Pero hay que elegir entre usar esas llagas de la ciudad para inyectarse una nostalgia macilenta, o hacer un proyecto. Y hacer un proyecto no es imaginar cualquier cosa (porque también los tiburones sueñan con solares), sino trabajar para que ocurra algo mejor.
Así celebramos el 16º aniversario de Esta Es Una Plaza
Hace 4 semanas
No hay comentarios:
Publicar un comentario