domingo, 8 de enero de 2012

Octubre 2011_2101



Llega el otoño, y la Naturaleza realiza sus cambios, preparándose para el frío invierno. Las hojas de los árboles tiñen de tonos ocres el pavimento, y las ramas desnudas dejan pasar la cada vez más escasa luz del sol para calentar la tierra. Los días se acortan y se tornan un poquito más grises…
La ciudad no permanece ajena a estos cambios; por ello, los edificios mudan de piel, se transforman, repliegan las vestimentas que durante el verano cumplieron su cometido y dejan paso a otros materiales, otros colores, otras texturas, acordes con la nueva estación. Naturaleza-ciudad; unidad inseparable: la mano del hombre se ha vuelto sabia y retorna a principios bioclimáticos que parecían ya olvidados; tan antiguos, como la Tierra misma.

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